220º aniversario del fallecimiento del General Gutiérrez (2019)



Artículo inédito presentado a los Premios de periodismo General Gutiérrez en su vigésima edición (2019), convocados por la Cátedra General Gutiérrez de la Universidad de La Laguna y patrocinados por la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.

Artículo recogido en el apartado 1 de las bases: El General Gutiérrez y el 25 de Julio de 1797.

(No premiado)


Publicado en la separata La Prensa del periódico El Día.
Artículo: Ventura Yagüe


222 años después de la Gesta del 25 de julio de 1797, sabemos casi toda la estrategia que utilizó el Comandante General de las Islas Canarias, pero no cómo terminó su vida…


Sito en la casa propiedad de la familia Clavarino, en la mismísima calle de San José, esquina con San Francisco, fallecía el día 14 de mayo de 1799 el Comandante General de las Islas Canarias rodeado de sus más cercanos sirvientes, como su querido Juan Calveras y por los asistentes de sus enfermedad: Juan Garcia, Diego Armirón, Pedro Podor, Antonio Gómez de Thomás, y Blas Sanchez, entre otros . Así se lo verificaron a su sucesor en el cargo, D. Josef de Perlasca, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, Gobernador y Comandante General en dichas islas, Presidente de su Real Audiencia en atención a que acaban de fallecer el Teniente General Don Antonio Gutiérrez, Gobernador y Comandante General que fue de esta provincia.

Por escrito quedaron sus últimas palabras refrendadas por su escribano de guerra, Miguel Sanzón: En el nombre de Dios todo poderoso amen sea que yo Don Antonio Gutiérrez de Otero y Santayana, González, Verges, Cano, Torres de Aragón, Silva, y Herrera, Teniente General de los Reales Ejércitos, Gobernador y Comandante General de estas Islas Canarias, inspector de su tropa reglada y milicias , Presidente de la Real Audiencia de ellas, y de las Juntas Generales de Fortificación y Sanidad, Intendente Subdelegado de Rentas Generales, Tabaco, Correos, y Ministro Juez Subdelegado de la Real Junta de Comercio, Moneda, y Minas; vuestra natural de la Villa Aranda de Duero obispado de Osma, hijo legítimo de Don Josef Gutiérrez, natural de la villa de Valdunquillo en Castilla la Vieja, y de Doña Bernarda González Varona, natural de dicha Villa de Aranda, que ya son fallecidos; hallándome enfermo en cama aunque en mi entero juicio y cabal razón, temiéndome de la muerte que es natural y prevista a toda criatura humana y su hora incierta, para estar prevenido cuando llegue, he resuelto hacer mi testamento, y en efecto creyendo ante todas las cosas como firmemente creo y confieso en el alto inefable ministerio de la Santísima Trinidad , padre, hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas, y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y sacramentos tiene, creé, y confiesa nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo de cuya verdadera fe y esencia he vivido y protesto vivir y morir como católico fiel cristiano, invocando por mi protectora a la Reina de los Ángeles María Santísima Madre de Dios y Señora nuestra concebida sin mancha de peca­do original, al Santo Ángel de mi guarda, Santo de mi nombre, y demás de la corte celestial, para que imperen de Nuestro Señor y redentor Je­sucristo la salvación para mi alma cuando de este mundo fuere servido llevarla: otorgo que lo hago y ordeno de la forma siguiente: primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor que de la nada la crio, y el cuerpo a la tierra de que fui formado, el cual hecho cadáver mando se sepulte en la Iglesia parroquial de esta Plaza de Santa Cruz, y que mi funeral y entierro con los demás a el anexo, lo disponga mis albaceas que nombrares, quienes lo hagan sin fausto y con solo la presura decencia, a excepción de que quiero y es mi voluntad que inmediatamente se verifique mi fallecimiento, manden decir y aplicar por mi alma, cuatrocientos misas rezadas que distribuirán entre los sacerdotes de esta dicha Iglesia Parroquial, y los dos conventos de los patriarcas de Santo Domingo de Guzmán, y San Francisco de Asís de esta referida plaza ,pagándose de limosna, cinco reales vellón de Castilla. Lego para las mandas forzosas y acostumbradas, dos pesos corrientes que se distribuirán entre todas ellas. 


Una vez fallecido, sus albaceas testamentarios, pagan todos los gastos del entierro y las honras del Comandante General: primeramente se encarga al maestro carpintero Cristóbal Bordoz el cajón, aldabones, brin, y lozas para el sepulcro.

Para la confección del cajón se compran doce varas de terciopelo, seis varas de cinta ne­gra de seda y así forrarlo interiormente. Don Josef Gon­zález compró la punta de plata para realizar la guarnición de escudo de armas que lleva la caja. El tafetán para dichos escudos, y bandera, se compraron en la tienda de Don Lionel Bosq, además de 69 ½ varas de bayetón negro para la confección según costumbre de la época de los paños y cojines para la iglesia, que también por costumbre quedaron en la Concepción. Además de la plata del escudo de armas, se pintaron tres escudos de armas más, pero estos últimos pintados sobre la madera.

En la eucaristía participaron 22 capellanes, más de 120.000 Reales de Vellon fueron los gastos en total , dividido en : vestuario de los lacayos y limosnas dadas a los pobres, la música, los cantores que vinieron de la ciudad de La Laguna al entierro y honra; El pago de la cera amarilla además de los gastos de la cerera, los derechos al sacristán de la parroquia, Don Domingo Spínola; al muñidor y al sepulturero. Significar los gastos pagados a uno de los personajes de la Gesta, el cual sirvió de intermediario con las tropas británicas: el Reverendo Padre Prior del convento de Santo Domingo D. Francisco Carlos de Lugo por los derechos de su comunidad. Al Reverendo Padre Guardián Francisco y Luis Rojo por los derechos también de su comunidad. Al presbítero Don Blas Hernández como colector de esta parroquia por los derechos de encomendación del alma, entierro y honras de su excelencia.


A los gastos se sumaron los trajes de luto para sus sirvientes: medias negras, sombreros, pañuelos negros, zapatos, mandados, charreteras, un saco de cal, y su conducción. Por el beneficio en la calle, por la vigilia y pausas , por la procesión que se hizo al cadaver dentro de la Iglesia .Por 23 capellanes con asistencia en dicha calle, vigilia y proce­sión .Por el quebranto de sepultura en la capilla del apóstol Santiago. Por la vigilia y misa con vestuarios en el oficio mayor de hon­ras .Por las gracias en este día, los tres oficios menores y por los derechos de 18 hacheros de la cofradía del apóstol San Pe­dro.

El General tenía previsto todo antes de su muerte, quiso dejar en buena posición a sus sirvientes. Ordenó a su fallecimiento, que todo el gasto originado por su muerte quedara por cuenta de sus bienes, y que se pague de ello el alquiler de las casas en que habitó por el tiempo de seis meses, para que queden y permanezca los criados, a fin de que puedan buenamente proporcionarse otro lugar de trabajo. Les dejó bienes muebles y sueldos de siete meses posteriores a su fallecimiento.



Este 2019 con el motivo de su 220º aniversario de su fallecimiento, el Museo Histórico Militar de Canarias, ha presentado después de dos años un meticuloso trabajo de transcripción de su legado; de todos sus bienes, reflejados en un libro.


Casa del General en esquina,centro imagen. Ventura Yagüe


Gracias.

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