21 de junio, aniversario de la creación del empleo de cabo primero. Ley de 1940

21 de junio, aniversario de la creación del empleo de cabo primero. 

Ley de 1940

Exposición dedicada en el 75º aniversario en el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias (2015)




Hoy hace setenta y nueve años de la creación del empleo de cabo primero por la ley del 21 de junio de 1940 , y cuatro de la exposición que se dedicó a ello en el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias,  única en España. 

No resulta muy difícil adentrarnos en la etimología militar de la palabra “Cabo”, pues ya en los inicios de la Edad Moderna, la palabra “Cabo” designaba a quien detentaba un mando singular, normalmente el jefe de un ejército, plaza, regimiento, etc.
No obstante, el “Cabo”, como “extremo”, como designación de una categoría militar dentro de las Clases de Tropa, se  empleó desde principios del siglo XVI, bajo el apelativo de “Cabos de Escuadra” en la Infantería y la Caballería de la época.

A mediados del siglo XVIII, fue Su Majestad El Rey Carlos III quien en sus Reales Ordenanzas (1769) se refiere por primera vez al “Cabo primero” dentro de las Escuadras, distinguiéndolo del Cabo segundo. En el título segundo, del cabo, reconoce que para cada escuadra habrá un Cabo primero, y un cabo segundo, quedando los soldados de ella a cargo de éste en ausencia del primero. 

Será preferido para primero al Cabo segundo cuya Escuadra fuese mejor cuidada e instruida. Y, como reconocimiento al que más se distinga en el mando y gobierno de la suya, será ascendido a Sargento en la primera vacante que se produzca en su compañía. El mismo monarca, estableció en las indicadas Ordenanzas, cuáles eran los deberes militares de aquel Cabo primero y, dentro de sus responsabilidades, establecía, no sólo la de mandar a su Tropa, sino también la de su instrucción y adiestramiento en diversas ocasiones del servicio. Se configuró así el Cabo primero de escuadra como elemento clave del funcionamiento de la Clase de Tropa.

De aquella época procede el valorado artículo sobre el cabo, auténtico tratado sobre la esencia del mando militar y que, por su vigencia, se ha recogido en las actuales Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, siendo titulado como “Estilo de Mando”.

Recordamos cómo era en su versión original:
“El cabo como jefe más inmediato del soldado o marinero, se hará querer y respetar de él; no le disimulará jamás las faltas de subordinación; le infundirá amor al servicio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda y será comedido en su actitud y palabras aun cuando sancione o reprenda”

Esta concepción del Cabo primero de escuadra se mantuvo hasta el año 1878, en que reinando Su Majestad El Rey Alfonso XII y con motivo de la promulgación de la Ley Constitutiva del Ejército, la del Ejército moderno o de la Restauración, aparecen relacionados los empleos y clases del Ejército de un modo similar a los actuales. Se hace mención ya al Cabo primero y al Cabo segundo como empleos distintos, escritos con todas sus letras.

Así permanecerá hasta la ley adicional a la Constitutiva del Ejército del 19 de Junio de 1889 en la que, como consecuencia de la reorganización y adecuación a los nuevos procedimientos, desaparece el empleo de Cabo primero, quedando sólo el de cabo con tres galones rojos por divisa, tal como hoy se conoce.

Después de 51 años en que este empleo anduvo ausente de nuestros cuarteles, en 1940 tuvo lugar su nueva creación en la Ley de la Jefatura del Estado . Esta Ley estableció así el empleo de Cabo Primero como la más alta graduación de las Clases de Tropa, como paso previo para el ascenso a Sargento, desempeñando las “funciones tácticas de Jefe de pelotón”, de los que necesitaba entonces el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y la Armada, y con la pretensión de que este empleo sirviese de estímulo a las aspiraciones de ascenso de las Clases de Tropa. 

Ya entonces, estuvo en la letra y en el espíritu de la Ley, el requisito de que quienes ascendiesen a Cabo Primero fuesen los mejor conceptuados y formados de cada uno de los Regimientos; en definitiva, debían llegar a ser Cabos Primeros los más distinguidos de entre las Clases de Tropa. Y se distinguió asimismo a este empleo con el oro o la plata en el galón de su uniforme: la famosa “tirilla”.
Desde su creación, el Cabo Primero, ha desempeñado sus cometidos, dentro de las Compañías, Escuadrones y Baterías contribuyendo de un modo destacado a la formación de sus soldados y mandándolos con ocasión del Servicio, en sus guarniciones, o sirviendo de guía en las formaciones cerradas de la época y contribuyendo a mantener la cohesión de su Unidad, en operaciones.

En todo este largo período de existencia, bien como Cabo primero de escuadra o como Cabo Primero de empleo, sus componentes han estado estrechamente vinculados a la historia de España y han tenido ocasión de poder demostrar su arrojo y valor en campaña, lo que les ha hecho merecedores a su ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando o hacerse acreedores a la Medalla Militar en su categoría individual o colectiva. El primero de ellos fue el Cabo Primero D. Juan Alonso, del Regimiento de Infantería de León por una acción el 9 de Diciembre de 1813, durante la Guerra de la Independencia. Su valor, en categoría de heroísmo, sustentando en unos sólidos principios, mereció el reconocimiento de la Nación, materializado en tal alta recompensa. El Cabo Primero Don Juan Alonso, fue el primero pero no el último de un total de 21 componentes de esta Clase de Tropa distinguidos con la  Cruz de segunda clase de San Fernando. Muchos otros han sido también recompensados con otras condecoraciones como reconocimiento a diferentes demostraciones de valor. Y como no, el Cabo Primero D. Diego Correa Corbalan, héroe de la Gesta del 25 de Julio de 1797.

Desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, el Cabo Primero ha venido desarrollando un importante cometido como empleo intermedio. Cuando nuestro sistema de reclutamiento era el Servicio Militar Obligatorio, el Cabo primero representaba el modelo y referente más próximo en el que se querían reflejar nuestros soldados y servían de guía a estos jóvenes que se iniciaban en la vida militar siendo, para muchos de ellos, la primera vez que salían de sus casas. Realizaban una excelente labor de mando directo de la tropa, eran el instructor por excelencia y la sombra del soldado, auxiliando el cometido de los sargentos  auténtico eslabón de mando imprescindible en una institución jerarquizada como las Fuerzas Armadas.


















































































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