El mercado que tenía Santa Cruz de Tenerife, conocido por el nombre de «recova», era una destartalada y vieja edificación, situada en la plaza de la Isla de la Madera, la que fue construida en el año 1841. Sobre anticuada y poco en concordancia con las modernas exigencias higiénicas, en nuestros tiempos, resultaba por completo insuficiente, dado el crecimiento experimentado por la población.
Ante la existencia de esta necesidad y la de contribuir a aminorar el paro obrero, el general Serrador, Jefe del Mando Económico, decidió la urgente construcción del actual mercado, denominado de «Nuestra Señora de África».
Con esta obra, el patrimonio de la ciudad se vio aumentado en más de 200.000 pesetas anuales de renta, cifra que viene dada por las recaudaciones actuales, en comparación con las que producía el mercado antiguo.
Esta vez no vamos a hablar ni del Mando Económico, ni del Mercado; vamos a hablar del origen del reloj de la torre principal.
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